“Queridos amigos, quiero agradecerles por haberme convocado a este seminario. Para aprender cosas que no había aprendido antes. Para ser capaz de apoyar a mis hermanos en otras comunidades indígenas. Me da mucha alegría incorporar nuevos conocimientos. Y me siento muy feliz.”

Alex Rodríguez, Pueblo Bora, Perú

 

 

Cuando 21 abogados indígenas, estudiantes de derecho y agentes legales provenientes de toda América Latina se reunieron para un seminario de diez días de duración sobre Defensa Legal Indígena en Lima, Perú, creo que nadie sabía realmente qué esperar.

En una nueva tendencia, los pueblos indígenas suelen poner sus esperanzas y sueños en uno o dos representantes de la comunidad para que vayan a la escuela, estudien mucho, logren el título de abogados, y regresen a casa para ayudar a proteger sus territorios de peligros como la pérdida de tierras y medios de vida por las industrias extractivas y sus proyectos. Muchos de ellos, sin embargo, están aislados, viven en la ciudad lejos de sus hogares, sin sentir que pertenecen a su grupo de compañeros de estudios, y al mismo tiempo debilitando el vínculo con sus pueblos en la Amazonia peruana, los desiertos de Chile, los bosques rurales de Colombia. Pero aquí, en el Seminario de Defensa Legal Indígena de EarthRights International, encontraron su lugar.

El seminario, el primero en su tipo, incluyó una docena de ponencias y talleres dictados por líderes en el campo. María José Veramendi, abogada de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), expuso sobre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Carlos Andrés Baquero, de la organización colombiana Dejusticia, coordinó un taller sobre consentimiento libre, previo e informado. Roger Merino, profesor de la Universidad de Bath, presentó la ponencia “Reconocimiento legal de la consulta previa, territorios y autodeterminación indígena.” Los participantes interactuaron con los ponentes y entre sí, e incorporaron nuevos recursos para la defensa de sus territorios.

Liz Vallejos, estudiante de derecho mapuche, dice que a veces no la tratan bien en la Universidad. “Malos abogados, abogados locos, así nos llaman”, nos cuenta. Pero no se rinde. “De esta manera, no llegaremos a ningún lado. Me preocupan las próximas generaciones… mis hijos, sobrinas y sobrinos, son tan pequeños. No quiero que vivan con temor por lo que les dejamos. Seremos los culpables”. Y muchos participantes se sumaron a sus propuestas con la misma convicción.

Liz Vallejos, una estudiante de derechos Mapuche de Chile participando en una actividad en el seminario.

Organizado por el equipo Amazonia de ERI en Lima, el seminario reunió a participantes de varios países de América Latina: Colombia, Argentina, Perú, Ecuador, Chile, Guatemala y Bolivia. Además, se tendieron lazos de solidaridad entre varios pueblos indígenas.

Yaneth Jacanamijoy, mujer del pueblo Inga del suroeste de Colombia, en su dialecto conocido como Inga Kichwa, nos habló sobre las elecciones que cada día debe tomar para llevar adelante su trabajo. “A veces dudamos de nosotras mismas y de lo que hacemos… Pero en realidad creo que nos queda tanto por hacer. Por eso debemos fortalecernos. Debemos capacitarnos en términos académicos y métodos comunitarios. Cuando entendamos los problemas, y también las herramientas de defensa, podremos avanzar, nos permitirán seguir”.

Yaneth Jacanamijoy, una mujer Inga de Colombia en el seminario.

Durante la ceremonia de clausura hubo lágrimas en los ojos de organizadores y participantes. Ahora sabemos que tenemos 21 nuevos amigos que hacen cosas increíbles cada día. Saber que están en la primera línea de batalla por los derechos humanos y la justicia ambiental nos llena de esperanzas.

Una de las primeras cosas que hicieron los participantes luego del seminario fue abrir un grupo de Facebook titulado “Seminario Latinoamericano de Defensa Legal Indígena”. Entre los primeros mensajes llegó uno de Liz, desde Chile: “Desde la verde, fría y lluviosa Araucanía, les escribo para contarles que llegué hace un día, y para recordarles de seguir en contacto. Fue un viaje fenomenal, conocerlos a todos llenó mi corazón de amor y amistad. Espero que todos y cada uno de ustedes se encuentra bien en sus casas y que en algún punto de nuestra vida nos volvamos a conectar. Newen lamgenm, marichiwew (fuerza hermanos y hermanas, diez veces venceremos)”.